Seguidores

lunes, abril 11, 2016

Carta de amor sin remitente

Estoy más allá, de la puerta cerrada y la espera pacífica.
Aunque no grite, también estoy luchando.
Porque yo te quiero por muchas más razones que los otros,
y no necesito que llegues, que invadas,
que acompañes...
Todo eso de que podés entrar para que sigan vivos
los recuerdos que de por sí ya te perdieron...
toda esa magia ausente.
Yo soy la primera que entiende eso de quererte
sabiéndote distante y concluido.
Yo, que me sé las cicatrices
y el formato secreto de todos tus gemidos,
la dicha indispensable, el número de teléfono,
y de escalones.
Yo que lo sé todo,
que te entiendo,
sigo escribiéndote lo mismo cada día.
Y en el repetido intento por traerte acá, más cerca,
voy descubriendo
que mi intención tiene un motor cualquiera,
como una carta de amor sin remitente.

trabajo

He tenido que separar sentimientos, diferenciarlos,
darles una estructura, concederles el derecho a réplica
y dictar una sentencia con fórmula de pregunta,
de callejón sin salida,
de gol sin red.

AUTOJUSTIFICACIÓN DE MI EXISTENCIA



Me declaro maltratadora de silencios incómodos, medio idóneo de reproducción de dudas e inseguridades. Mujer de iras irracionales y extremos irreconciliables. Una completa contradicción. Cuando estoy sola, claro.
No tengo paciencia, pero la invento cada día. Sumarle a eso, mi aversión por los números pares, o mi miedo a los términos absolutos.
No tengo lado bueno, por eso miro de frente y con mucho rímel.
Impulsiva, irreflexiva y autosuficiente. Sarcástica y constante.
Estoy capacitada para dormirme con la última gota de noche, sonrío siempre que puedo, lloro sólo cuando no puedo.
Padezco sinceridad compulsiva,  sufro una obsesión por subrayar  lo incorrecto y lo extraordinario con igual devoción. Siempre llego antes.
Sueño a todas horas y por eso tropiezo a cada paso, no reconozco a nadie, hablo mientras duermo (hacer una cosa, jamás)
No escribo poesía.
Nunca soy la misma dos días seguidos.
Tengo una inagotable sed de tiempo, tantas vidas que representar.
Tanto a lo que sobrevivir.
Y vivo.

YU

La no verdad

Te extraño. Esta costumbre de amarte me pega rebencazos cuando no estás conmigo. Hago como que hago las tareas que impone la rutina del trabajo. Hago como que presto atención y devuelvo los llamados y, a veces, repaso lo que tengo que decir frente a los otros.Hago como que me importa archivar y archivo documentos. Hago como que es necesario estar pendiente de la agenda y me digo cuándo tengo que salir y a qué hora debo regresar. Pero todo eso lo único que hace es disfrazar el tiempo en que no estás conmigo. Espero tu llamado y tu llamado insiste en no llegar. Escucho música pero mi propia voz cantándome las 40 me la ordena apagar. Llueve del otro lado y no estás para que valga la pena. El tiempo parece negarme la tranquilidad de escuchar tu voz en cada gota.
Te extraño. Sólo quiero que lo sepas.
Mientras tanto, hago como que no me importa.
Pero ya sabemos mi costumbre de mentir cuando digo la verdad.