Quien no se busca
es el primer cobarde
quien anula el silencio
con palabras chatas
que no dicen te quiero
ni te pienso ni te siento
en primera persona
singular
Siempre habrá una espada
colgando sobre la cabeza
el aviso del error
rondándote en la boca
insistiendo en el recuerdo
pero no se equivoca
el que besa
el que salta el alambrado
y se rasga la ropa
del hastío rutinario
de su vida perfecta
ser valiente
con una herida de olvidos
ser tu hambre en las mañanas
y llegar tarde a quien me mande
a olvidar tu existencia
no aceptar las vanidades
del cansancio ni las penas
que me harían dejar de buscar
Pertenecer
te