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martes, mayo 31, 2022

Lo que aprendí en silencio

 Que a las ausencias cosechadas luego de una gran ausencia 

no las siguen  las sombras.

Que sentirme demasiado mal no es una opción sino un exceso. Como buscarte en las noches sin paraguas o filtrar el mar para que no siga ardiendo la herida. 

Que todo lo sentido no se apaga, no se transforma ni se regenera. Solo trepa por uno como una madreselva o una maraña. 

Que no hay pasado que no tenga una memoria dolorosa. Y pienso en todo lo que pasamos, todo lo que rompimos para no llegar a ningún lado. Porque después de la ladera hay otra y otra y otra más. Por algo aquel autor decía que mirar el abismo era morirse. O lo he dicho yo, quizás. 

Que no se puede cambiar la trama, ni los personajes, ni los indicios. Que esto es una novela mal contada. Y no pude ser la narradora que quería ser para desanudar el conflicto.

Que hay tiempos carísimos y pesados. Que marcan y diluyen quien soy y quien he sido. Que corroen incluso la que seré después la de la gran prueba a la que asisto perfectamente cada día.

Que dije muchas veces más te quiero que te olvidé. 

Que ahora quisiera olvidarme más que querer.

Que lo único que me importaba se transformó en una misión estúpida, donde no salvo a nadie.

Que el silencio cuesta . Rasga. Pero enseña. 

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